La derecha es como el escorpión ,no puede contra su naturaleza "asesina y desctructiva" pero eso no implica que se la deba aceptar o menos tomar como natural, tengo muy pocas cosas claras en mi vida pero una de ellas es que jamás podría rozar esa ideología....
En una fecha donde se mezcla la emoción de recordar nuestra bandera y la muerte del Gral Belgrano, Ezeiza sigue presente y más vigente que nunca porque la derecha no descansa, lo vemos apenas a unos meses de las elecciones de este 2011, lo vemos en cada título corporativo, lo vemos en los nostálgicos de la muerte, o los que no quieren renegar más de ese pasado nefasto, lo vemos en pseudo progres que se sacaron finalmente el dizfras y la careta.....
En memoria de ellos, los que desde sus ideales entregaron hasta su vida a manos de los traidores de adentro,
en memoria de los cuidadosamente llamados casi en silencio por su nombre "MONTONEROS",
en memoria de los que creyeron que otro país era posible y el propio aparato de su partido les impidió la posibilidad de llegar a ver este presente,
En memoria de cada uno de esos estúpidos imberbes que se jugaron!!!!
si eso es parte del pasado, pues quiero pertenecer al pasado!!!!!
En memoria también de mi viejo....
La
masacre de Ezeiza Autor: Adaptación del libro Lo pasado pensado, de
Felipe Pigna, Buenos Aires, Editorial Planeta, 2005.
El 25 de
mayo de 1973, asumía la presidencia del país el médico odontólogo Héctor J.
Cámpora, quien había ganado como candidato del Frente Justicialista de
Liberación (Frejuli) las primeras elecciones sin proscripciones desde 1955. Un
mes más tarde, el 20 de junio de 1973, Perón retornaba a la Argentina desde
Madrid tras 18 años de exilio. En los bosques de Ezeiza se había preparado un
palco y unas dos millones de personas aguardaban la llegada del líder. El lugar
estaba custodiado por el coronel retirado Jorge Manuel Osinde quien tenía la
orden de impedir el acercamiento de la izquierda peronista. Cuando las columnas
de la FAR y Montoneros intentaron ingresar, fueron sorpresivamente atacadas a
tiros desde el palco por los hombres de Osinde. Hubo 13 muertos y 365 heridos.
Del libro Lo pasado pensado, hemos seleccionado algunos extractos de los
protagonistas de la jornada que fueron entrevistados por Felipe Pigna.
Horacio
Verbitsky: Un hecho que a mi juicio resulta fundamental para todo lo que vino
después fue el enfrentamiento que se produjo en Ezeiza un mes después de que
Cámpora asumiera la presidencia. Hay para el regreso de Perón una concentración
en Ezeiza, en donde todo el aparato sindical y político antiguo del peronismo
armó una emboscada. Se montó un verdadero arsenal de armas en el palco y,
cuando se acercaban las columnas de Montoneros y de la juventud peronista,
fueron baleados desde el palco. Eso distorsionó el sistema político, el
equilibrio interno de fuerzas dentro del peronismo y se produjo un fenómeno
incontrolable para todas las partes involucradas.
Martín
Caparrós: Los montoneros ese día pecaron por ingenuos. Pensaron que con esa
movilización de cientos de miles de personas alcanzaba, y la derecha los
esperaba con unos cientos de ametralladoras y la logística militar bastante
mejor establecida, y los corrieron a balazos. Al día siguiente, Perón los
condenó como autores de ese enfrentamiento, cosa que no fueron. De los
montoneros, algunos pocos iban armados, pero infinitamente menos que la
derecha. Me parece que a partir de ese día todo empezó a degradarse; por un
lado había como una justificación clara para aquellos que decían que las armas
eran más útiles. Los sectores más militaristas, más fierreros, como se decía de
los Montoneros, tuvieron un argumento muy difícil de contrarrestar. Y creo que
ahí, el día del supuesto apogeo, todo empezó a degradarse.
Eduardo
Duhalde: De ese día tengo memoria muy fragmentaria. Había corridas, había que
ayudar porque había mucha gente que estaba lastimada, herida y nos metimos en
unas ambulancias que habíamos llevado nosotros de la municipalidad. Nadie sabía
bien cómo había sucedido. Después nos fuimos enterando.
Mario
Firmenich: Nos fuimos realmente de Ezeiza sin saber qué había pasado, porque
todo ocurrió atrás del palco. Lo que recuerdo de aquel acto es la desazón más
increíble del acto más grande que haya visto en la Argentina y fuera de la
Argentina, sin orador, sin nada. Una multitud de gente. Millones, muchísima
gente, hasta el horizonte de gente. Y la gente se fue con una tristeza y una
desazón que no olvidaré jamás.
Miguel
Bonasso: No hubo una confrontación en Ezeiza, como ha dicho toda la prensa
canalla de la República Argentina. Nuestra gente fue desarmada. No hubo
confrontación, hubo asesinato, hubo masacre.
¿Qué
querían mostrarle a Perón?
Mario
Firmenich: Nuestra decisión política era mostrarle a Perón un poderío de masas,
de opinión pública, para decirle: “Vea, General, el proceso va por acá. No va
por la vieja burocracia sindical. El proceso político argentino, éste que lo ha
traído a usted, viene por esta base de masas, que es esta juventud que opina
esto, que se organiza de esta forma y que tiene esta bandera”. Y por eso
llevamos enormes banderas de 50 metros de largo que decían Montoneros. Era un
hecho histórico y nosotros teníamos la voluntad política de dejar constancia de
que había una dirección transformadora del proceso que estaban marcando las
nuevas generaciones. Por eso movilizamos a toda la gente que pudimos del
interior y de Buenos Aires. Hicimos el máximo esfuerzo de movilización con
banderas claras. No había consignas. Simplemente la presencia. Yo creo que esto
también sorprendió a los organizadores del acto. A veces pienso que la masacre
no estaba premeditada. A lo mejor, así como para nosotros era absurdo pensar
que hubiera una banda de mercenarios enquistada en el palco dispuesta a tirar,
también para ellos habrá sido absurdo pensar que estos jovencitos pudieran
copar el acto más grande de la historia argentina. Lo copamos. El acto más
grande de la historia argentina fue un acto, no digo montonero, un acto
peronista dominado políticamente por al expresión de los montoneros.
Usted
habla de triunfo pero Perón en su discurso fue muy duro con ustedes.
Mario Firmenich: Sí, fue muy claro. Nos echó la culpa. Perón abandonó el
discurso del Socialismo Nacional. Concretamente, separó en silabas la palabra
justicialista: “Somos jus-ti-cia-lis-tas. Y los viejos peronistas
saben lo que
estoy diciendo”. Ahí marcó un cambio de rumbo. Eso está muy claro.
Autor: Adaptación
para El Historiador del libro Lo pasado pensado, de Felipe Pigna,
Buenos Aires, Editorial Planeta, 2005. Fuente: www.elhistoriador.com.ar
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